martes, 12 de agosto de 2014

Robot & Frank


La ciencia ficción que impacta de verdad, no es la funcional a los efectos especiales. Basta con que nos muestre algo que puede suceder, para que nos llegue de verdad.


La vejez ha comenzado a afectar la memoria de Frank (Frank Langella) un ex ladrón de joyas solitario y un tanto huraño, que parece estar interesado solamente en los libros, y la bibliotecaria Jennifer (Susan Sarandon) a la que se acerca a pasos de tortuga. A pesar de los años, Frank aún tiene el arte de robar en las venas, cosa que lo lleva a meterse en problemas con personas que resaltan su pasado ante cualquier robo. Esto termina preocupando a su hijo, Hunter (James Marsden)  que le regala, muy a su disgusto, un robot (Con voz de Peter Sarsgaard) para que se encargue no solamente de las actividades domésticas, sino además  de algunas tareas recreacionales, como hacer un jardín, para así enfrentar el problema de memoria de Frank.  Muy a su pesar, no sabe cómo alejarlo, cosa que otros personajes toman con mucha naturalidad, en especial Jennifer.

A pesar de la funcionalidad que tiene el robot, Frank descubre que no está programado para diferenciar entre actividades recreativas y las ilegales, después de todo, en la programación del robot está solamente tenerlo a Frank en actividad por su problema. Es aquí donde todo cambia, y la vida de Frank se centra en convertirlo al robot en su pupilo para dar un último golpe delictivo. Lamentablemente las cosas se complican cuando su hija Madison (Liv Tyler) no simpatizante de los robots se entera de esto y decide cuidar de su padre.

Es interesante la forma en la que Jake Schreier nos presenta un futuro cercano al nuestro en su primer largometraje. Aquí vemos una sociedad de transición, donde los androides han avanzado al punto de ser funcionales en la vida cotidiana, y de a poco  la ciencia va cambiando muchas de nuestras actividades. El guion de Christopher D. Ford se luce con estos aspectos, e incluso impresiona como especula sobre el futuro de las bibliotecas, y llevar la frivolidad postmoderna a un grado preocupante. Las relaciones humanas cambian gracias a la ciencia, y nos deshumanizan sin que lo notemos.

Uno de los grandes aciertos que tuvo el director, es el ritmo tranquilo y dinámico, donde se centra más en los aspectos intimistas que en la ciencia ficción en sí. La fotografía resalta la comunidad donde viven los personajes, y se mimetiza con muchos aspectos, como la soledad o el interés en algo perdido. Es muy interesante como la naturaleza aún tiene su peso, y cumple un rol importante.

 La película se centra en los problemas humanos, y es aquí donde se lucen  Langella y  Sarsgaard. Frank es un personaje complejo, terco y solitario. Langella logra captar ese dolor privado que lo ha llevado a elegir el modo de vida que tiene, sus preocupaciones e inquietudes.  La forma en la que evoluciona con la aparición del Robot, es impresionante. Sarsgaard logra algo extraño: La frialdad de las máquinas con un vestigio de lo que podríamos llamar alma. Es impasible en toda la película, después de todo es un robot, cosa que nos la deja muy en claro aunque nos encariñemos con el  personaje. La química que logran entre ambos hacen que la parte científica de la película termine siendo simbiótica a sus vidas, y nos centremos en lo que de verdad importa.

Hay algunos problemas, sobre todo en la construcción de personajes secundarios, que terminan siendo un tanto Clishés. La frivolidad que tienen algunas veces llega a molestar. El epílogo es bastante brusco, y deja algunos baches narrativos innecesarios.

El mayor logro de Robot & Frank es mostrarnos facetas interesantes de los seres humanos en una sociedad avanzada, donde hay una historia muy simple, entretenida, que nos introduce con mucha clase en ese entorno, y en algún momento se produce la magia.