Cuando
me enteré de la descanonización del universo expandido de Star Wars me puse a
buscar alguna obra que me haya impactado. Estuve entre la “Trilogía de Thrawn”
o “Imperio oscuro”. Al final decidí por algo fuera de lo común, “Devilworlds”,
que recopila siete cómics cortos de principios de los ochentas de la revista
“Marvel UK Star wars”. Cinco son de un guionista que sería leyenda, estamos
hablando nada más y nada menos que de Alan Moore.
Por ese entonces, Moore ya demostraba su potencial para encontrar una variante distinta y aprovecharla. El problema está en que por ahí se le va la mano y en muchos momentos sabemos que estamos en el universo Star Wars solamente por los personajes o el entorno de guerra entre los rebeldes y el imperio. Sus historias se alejan de las aventuras y persecuciones de naves o toda la mitología de la fuerza que hicieron famosa a la saga. Apunta a una ciencia ficción más oscura e inteligente donde explora el elemento alienígena e ir más allá pensando en no quedarse en los planetas de siempre. Llama la atención la manera en la que deja muy bien parado al imperio y a Darth Vader como estrategas fríos y peligrosos; Los héroes se sienten más cómo personajes cliché del género.
Al igual que en sus obras de 2000 AD, pueden entreverse algunas ideas que desarrolla más adelante, como el dios prisionero, juegos temporales y una suerte de planeta vivo. Hay muy buenas ideas, pero el problema está en que se nota que no se esforzó demasiado para sacarles el jugo al máximo. Simplemente buscó algo original y lo escribió en automático buscando los giros o el golpe de efecto para que funcionen las historias. Aun así, logra estar por encima de la media del universo expandido.
Las historias de los otros dos autores, Steve Moore y Steve Parkhouse tienen un aire más aventurero, pero siguen la línea de apostar por lo diferente. El problema está en que tampoco se sienten muy de la guerra de las galaxias. Si cambiamos a los protagonistas por personajes de Doctor Who de la era de Tom Baker, las historias seguirían funcionando igual o mejor.
Los dibujantes son bastante correctos. John Stokes logra construir atmósferas oscuras con un muy buen manejo de sombras y trazo sucio, que se asemeja un poco a David Lloyd. Tiene el problema de que sus dibujos son bastante estáticos y un poco duros. Por otro lado encontramos a un Alan Davis primerizo que no había desarrollado su estilo. Sabe manejarse bien en las secuencias de acción y construye muy bien los entornos, pero falla en tema rostros. Al igual que con Moore, se le nota el potencial y la creatividad en estas páginas.
El encanto de Devilworlds está en lo distinto y ver la visión del universo Star Wars de un Alan Moore que se estaba iniciando en los cómics. En general la calidad es correcta cargada de eso particular que hace que llame la atención. No defrauda pero tampoco es una obra maestra.
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