lunes, 21 de abril de 2014

Rubia de verano - Adrian Tomine


La verdad es que no le había prestado demasiada atención a Adrian Tomine. Leí una que otra cosa suya al pasar, hasta que un amigo me recomendó llevar “Rubia de verano” Linda edición, buen precio y las reseñas hablaban bien del libro así que decidí jugarme. 

                                                 

Los cuatro relatos del cómic son retazos de la vida cotidiana, donde falta un empujón para romper del todo la rutina, y llegar a ese caos personal que atormenta a los protagonistas. Por lo general son inadaptados que tienen cierto control en sus vidas. En cierta medida están acostumbrados a ese vacío en el que están y no les importa ir más allá. Sin embargo, el momento en el que algo los saca del área de confort es inevitable.

En “Alter Ego” Martin Courtney está frustrado porque después del éxito que tuvo su primera novela, no es capaz de volver a escribir. Aun así, le siguen llegando cartas de fanáticos. Entre ellas, una postal que es de un amor imposible que tuvo en la secundaria. Martin comienza a dejar todo tirado para visitarla. Novia, trabajo, etc. Es aquí donde Tomine nos muestra lo que es realmente la psicología del personaje y por qué jamás logró sentirse del todo satisfecho. Incluso reviviendo esa fantasía incompleta que inevitablemente va a terminar mal. El tema es cómo.

“Rubia de Verano” Es la historia más interesante en cuanto a tratamiento de personajes. Neil es un diseñador bastante introspectivo que no tiene más relación humana que la del trabajo, su psicóloga y una especie de intento de acercarse a Nessa. Sencillamente no sabe interactuar con otras personas.  No por nada odia a su nuevo vecino, Carlo, un rockero bohemio que tiene mucho éxito con las mujeres. Esa bronca va aumentando cuando espía las conquistas de Carlo. Lo interesante se da cuando entre ellas aparece Nessa. Dentro de ese slice of life la forma en la que plantea la necesidad de contención afectiva y la soledad, ponen la piel de gallina. La forma en la que actúan es impredecible pero humana, y eso hace que nos pongamos nerviosos. A Tomine le encanta hacernos descubrir lo que sus personajes no quieren saber. En este relato es donde más se asemeja a la narrativa de Raymond Carver (sin alcohol).

                             

En “Escapada a Hawai” vemos como la vida que Hillary Chain pensaba que era estable, comienza a desmoronarse desde el momento en el que la despiden de su trabajo. Desde un primer momento sabemos que algo no está bien con ella, cuando vemos que uno de sus hobbies es llamar a una cabina telefónica y divertirse atormentando a los que atienden, más cuando le sirven de escape a sus relaciones familiares, amorosas, y sobre todo al hecho de saber que es usada.


                                         

El libro cierra con “Amenaza de bomba” gira en torno a la sexualidad durante la adolescencia y la imagen que se crea a través de ella. Los protagonistas son Cammie, una chica que se ha descontrolado y Scotty, un adolescente apático al que tildan de gay por su amistad con otro chico. El bulling, los errores y la necesidad de integrarse son tratados con mucha sutileza. Lo que importa es como se las arreglan los personajes.

Como pueden ver, en estas historias que son aparentemente simples, Tomine explora la psicología de los que no logran adaptarse al medio social y deja ver entre líneas como se encuentran atormentados.  Gracias a su narrativa pausada, sabe lograr tensiones en los diálogos y que los silencios se conviertan en momentos muy intensos. Tienen mucho del realismo sucio de los ochentas y noventas. Más de Tobias Wolff que de Carver. Tomine tiene una carrera en literatura, cosa que se nota cuando narra.

A nivel gráfico lo primero que llama la atención es lo clásico en cuanto a la disposición de viñetas.
Sus dibujos son correctos, no hay poses ni perspectivas jugadas. Si predominan los primeros planos y planos medios. Los juegos de sombras y el claro oscuro le dan un toque realista tirando a caricaturescos, con un poco de aire a Clowes. Lo que si resalta es la narrativa. En el manejo de los tiempos y las secuencias, sabe dar el efecto a nivel gráfico que complementa sus historias. En esto es un poco Miller. No será un gran dibujante, pero conoce lo suficiente el medio como para narrar sus historias como se le da la gana, y se nota que se siente cómodo en eso.

Rubia de verano es una obra redonda en todo sentido. Aquí el Slice of life se convierte en un acierto que le permite a Tomine tratar temas muy profundos con una simpleza enorme, e incluso lograr tensiones psicológicas en esto. Algo que aprendí, es que cuando los silencios llegan a golpear, es porque hay un gran trabajo de narrativa.
Si todavía no conocen a este autor, les recomiendo este tomo para iniciarse.  

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