jueves, 24 de abril de 2014

Laura - Guillem March


                                             

Hay errores que marcan a los autores con fuego. El español Guillem March dibujó a Catwoman en una postura no muy cómoda para dejar en claro sus atributos físicos. Un error que puede pasar, sin embargo la portada del número 0 del personaje se viralizó. 

 Antes de dar el salto a Dc, Guillem March era autor integral. Se caracterizaba por sus cómics de corte costumbrista protagonizados por chicas. La trilogía “Ana, Sofía, Victoria” y el posterior “Laura”. Sin dudas lo que los hizo famosos, más allá de los dibujos, es la forma en la que plasma el mundo de los jóvenes, sin caer en lo trivial o historias románticas light.

Laura comienza con un lugar común. La protagonista, una universitaria tímida, está deprimida porque se enamoró de su amigo Marcos, y tiró todo al diablo con un beso.  Normalmente es el tipo de historia que muchos dejamos de leer y es aquí donde comienza a perfilar la habilidad de March a la hora de encarar el guión. Va intercalando entre las escenas donde hubo un histeriqueo con lo que podría haber sido una linda historia de amor con un trabajo de personajes y diálogos muy buenos. Por otro lado muestra a Laura deprimida con unos monólogos interiores de alguien con quien empatizamos y comprendemos. Aparece Elena, una amiga extrovertida y amante de las fiestas. Decide comenzar a sacarla para que se le vaya un poco esa depresión. Laura en un principio no está muy convencida. Conoce a alguien, las cosas salen mal, pero es el empujón que necesita para cambiar. Da gusto ver la forma en la que cambia su filosofía de vida, se acepta, y logra tener una actitud más segura con respecto a sí misma. Es decir, comienza a madurar.

A la hora de crear un contexto donde se muevan sus personajes, March sabe reflejar el mundo de los universitarios en la ciudad, marcando los momentos que se comparten con amigos en bares, boliches, las infaltables compras y por supuesto, la playa. Los momentos con la familia dónde ese carácter dulce resalta más junto a su hermano Alberto, y claro, no faltan las situaciones familiares que no llegan a roces, sino que son situaciones maduras. En los momentos de introspección hay escenas muy lindas como la de la plaza, donde comienza a notarse en los monólogos el cambio que les había mencionado. Hay algunos momentos que hacen ruido por la carga erótica innecesaria, pero son mínimos por suerte. Digamos que son el lado “comercial” del cómic.

                         

El dibujo de March es de trazo limpio y dinámico con personajes muy estilizados. Recuerda un poco a Manara en cuanto a rostros y los cuerpos y el infaltable componente erótico que aparece un poco.  Donde realmente se luce es construyendo ambientes y climas. Se nota un crecimiento desde “Ana, Sofía, Victoria” y la manera en la que se siente cómodo ilustrando locaciones dentro de una trama costumbrista, sin abusar en ningún momento de los detalles. No necesita mucho para meternos por ejemplo en un boliche. El coloreado va acorde a los estados de ánimo de Laura, va desde tonos sepias en su depresión hasta los pasteles cuando se va encontrando. A veces se juega con posturas y ángulos muy trabajados no siempre de forma exitosa. Eso sí, muy lejos del desastre de Catwoman 0.  Algo que se agradece, es que los desnudos están contados y no están porque sí. No cayó en la tentación como otros autores.

Laura es un muy buen cómic que sabe reflejar la vida y los sentimientos de los jóvenes adultos. Hay un muy buen trabajo de personajes y diálogos. No llega a ser una obra genial, pero les aseguro que es mucho mejor que muchos otros dramas que el estilo. El dibujo muestra a March en un gran momento.

                                                      




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