Desde que la serie Lost jugara con un misterio impactante, muchos han usado
este recurso para atrapar a los
lectores. El primer tomo de Solos comienza
presentando un poco de la vida de los cinco protagonistas, Dodji, Leila, Celia, Iván y Terry, niños y adolescentes de un grupo sociales e
ideología variados. En una o dos páginas para cada uno de los protagonistas,
Vehlmann sabe dejar claro el perfil de cada uno. Gracias a esto, sabemos por
que actúan como lo hacen cuando de la nada, se quedan totalmente solos en su
ciudad. No hay rastros y lo que parece ser una explicación termina sirviendo
como el detonante de la acción y aventura en este tomo. Hay algunos giros, no
muy complicados en los que nos damos cuenta de que las respuestas no van a aparecer con facilidad. Sin embargo, lo
que importa es la forma en la que estos niños se las arreglan en una situación
así. Hasta ahora parece más una de esas novelas clásicas de Verne en las que
encontraban los recursos para salir adelante a “El señor de las moscas”. No
tiene ese peso dramático ni esa carga filosófica. Lo que los autores buscaron
es una muy buena historia que deje prendidos a los lectores. Lo lograron.Lo que termina por atraparnos es la forma en la que Gazzotti sabe plasmar la magnitud de lo que está
interactúan los protagonistas logran dar el toque de ternura necesario para que no olvidemos que no son adultos. También nos hace divertir. Las expresiones están siempre cuidadas al máximo, cosa que es fundamental en un tipo de historia como esta. El dibujo sigue una línea más bien clásica de lo que es el género infantil: Muy buen nivel de detalles, una línea dentro del todo clásica y personajes un tanto caricaturescos.
Solos, La desaparición es una obra juvenil atrapante, con un gran misterio que seguro los va a tener pegados a la serie. No tiene dobles sentidos. Le basta con ser directo para lograr su cometido, que es entretener de manera muy inteligente.
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