De las series animadas nuevas, la que mejor ha funcionado con públicos de distintas edades es “Hora de las aventuras”. Su creador, Pendleton Ward supo combinar la imaginación desenfrenada de los cortos animados clásicos con una dosis importante de aventura y ciertos elementos de la cultura moderna para que no sea tan distante. La galería de personajes es muy original, encontramos desde un perro que habla y tiene poderes, hasta un Rey Helado y Princesas de todo tipo, pasando por un aparato de video juego inteligente. Hay algo más, debajo de ese aluvión de ideas hay algo muy implícito, que apenas se deja entrever en la historia: La tierra de Ooo, donde está ambientada la historia, es en realidad el mundo que ha sobrevivido a una guerra atómica, a la que los personajes recuerdan como guerra de los hongos.
El equipo que llevó esta serie al cómic tuvo una tarea muy difícil. Adaptar este mundo tan lleno de colores y su identidad no era tarea fácil. Mucho menos crear nuevas historias que sigan la línea de la serie. El guionista de “Dinosaur comics” Ryan North cuenta con un grado de desenfreno importante y es capaz de pensar de una manera que se aleje de la lógica convencional. Eso puede jugar en contra para una serie así, sin embargo entiende a la perfección la coherencia de la Tierra de Ooo, y sobre todo de sus personajes. En los cuatro números de este tomo construye una saga en donde The Lich se libera y comienza a absorber literalmente todo el mundo en un saco mágico para después arrojarlo al sol. Con esto, Ryan North aprovecha para ir presentando a los personajes principales de la serie sin detenerse demasiado. Tanto héroes como villanos saben que se enfrentan a un ser muy peligroso y deben unirse para detenerlo. A pesar de que es una trama muy bien estructurada, tiene los giros absurdos e imaginativos típicos de la serie, en donde se siente que puede pasar cualquier cosa. Los personajes son bastante particulares, son muy expresivos, exagerados y tienen una inocencia extraña que hace que toda la serie parezca un juego de niños. Es un efecto curioso que le da mucha magia y está muy logrado en el cómic. En algunas páginas hace notas al pie, genera mucha complicidad y un lindo acercamiento a los lectores.
El matrimonio de Braden Lamb y Shelli Paroline se encarga del dibujo y logran emular perfectamente a la serie. La narrativa y el uso de viñetas son muy dinámicos dentro de una composición clásica de páginas. Donde se dan el gusto de marcar la diferencia en cosas como detalles finos, ángulos más trabajados. En la serie no hay muchos cambios de ángulos. En el cómic da la sensación de que existe una cámara que se mueve, sobre todo a la hora de retratar la acción. El coloreado es bastante vivo y muy cuidado. No satura como en la serie, sino que termina de construir este mundo colorido.
El tomo está muy cuidado en cuanto a edición. Tiene detalles muy agradables como los diseños de contratapas y un extra muy interesante en el que se ve el trabajo en una página desde el guión hasta el acabado final. Genera en todo momento una sensación muy agradable de lectura.
El cómic de Adventure time se las arregló para lograr una identidad manteniendo la estética de la serie en todo aspecto. No solamente es divertido y original a más no poder. La energía que transmiten estos números es enorme y sorprende, haciendo que uno quiera seguir leyendo. Eso es una excelente señal para un primer tomo.
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