Es
cierto que en el mundo de la ciencia ficción y los súper héroes hay muchas más
fórmulas repetidas que en un libro de física. Por suerte cada tanto
alguien no solamente tiene una idea
original, sino que se arriesga salir de esas fórmulas. Terry Moore, que sorprendió
en los noventas con un thriller enriquecido con una de las mejores comedias
románticas que he tenido el gusto de leer. “Strangers in Paradise”, volvió de
nuevo con un excelente nivel en “Echo”
“Echo” es una obra que tiene un comienzo literalmente explosivo. Julie Martin
es una fotógrafa, que está en medio de un divorcio. Tiene la mala suerte de
estar en el desierto, justo debajo de una prueba de un ataque nuclear sobre un
traje experimental. A Annie, que está usando el traje, no le hace gracia. La
cosa termina mal y los restos caen como pelotitas de metal sobre Julie.
Terry Moore entiende muy bien que lo que le da riqueza a las historias no son
los delirios de ciencia ficción, ni peleas interminables con personajes que
pierden más y más la ropa en esas batallas. Lo que importa realmente es la
parte humana, esos conflictos del día a día que nos definen. En “Echo” las
cosas se van dando de forma bastante light, incluso con bastante carga de humor
en los primeros números, cuando Julie no entiende porqué ese pedazo de metal se le ha pegado al
cuerpo. Sin embargo, hablamos de un experimento militar. Hay conspiraciones e
historias ocultas detrás, que se van develando a cuenta gotas durante toda la
serie. Hay un giro muy fuerte cuando aparece otra persona a la que le cayó un
fragmento del traje, Caín. Es un hombre misterioso, muy violento que entiende
el uso letal del traje. Comienzan los asesinatos y la serie pasa a ser un Road
movie en donde escapan no solo de Caín, sino además de los federales. Aquí se unen nuevos personajes, Dillon, un
ranger que decide ayudarla a Julie a escapar y buscar respuestas. Ivy, una agente
que va en busca de los dos, pero se
cuestiona bastante las órdenes que ha recibido. Gracias a ella y su investigación vamos conociendo más de la protagonista, algunos detalles que nos hacen quererla y otros que sorprenden. Todos los personajes tienen una psicología muy
desarrollada y un tratamiento excelente. El mayor encanto de esta serie está en
las interacciones, humanas. Creíbles y muy ácidas cuando deben serlo. El humor
es muchas veces corrosivo, pero ideal para esos momentos en los que los usa.
El problema que tiene en el primer tomo, es tardarse un poco en lograr darle un
ritmo intenso a la serie y lograrlo articular con los momentos más dramáticos.
Ese problema también se nota a nivel narrativo. Cuando comienza a ser un Road
Movie se siente que se prepara demasiado y hace mucho énfasis en personajes que
no tienen mucha importancia después. Más allá de esto, es un tomo que se
disfruta bastante.
A nivel dibujo es muy claro, tiene una línea limpia en la que no abusa de
detalles y se entiende todo el tiempo lo que pasa. Moore es de esos autores que
se quedan en la regla de una acción por viñeta.
Sus personajes son siempre expresivos en todo nivel, lo que junto a la
historia, da la sensación de que pueden existir. Además, dibuja las mejores
papadas del noveno arte.
El primer tomo de “Echo” abre la historia con fuerza. La historia queda
plasmada desde las primeras viñetas sin muchas vueltas. Los personajes, con sus
dramas, tienen que arreglárselas para sobrevivir en esta historia e intentar
buscar respuestas.
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