martes, 13 de mayo de 2014

Death of a Superhero



Todos tenemos un mundo privado, lleno de signos propios, que de una u otra manera logra expresar lo que sentimos, aunque no lo logremos entender del todo. Lo curioso, es que son una puerta de entrada para que otros logren descifrar lo que somos realmente.

                                     

El mundo de los adolescentes es un lugar extraño, lleno de complicaciones y rebeldías en la búsqueda de aquello que los haga sentir realmente vivos. Donald Clarke (Thomas Brodie-Sangster), además de pasar por los problemas típicos de la adolescencia, tiene un cáncer terminal, que le ha quitado el apego a la vida y llenado de dolores de cabezas a sus padres. Como amante de los cómics, y un talentoso del dibujo, ha creado un mundo ficticio donde se desahoga a través de Miracleman, una suerte de alter ego, atormentado por el villano The Glove, que es la metáfora del cáncer. Los psicólogos van y vienen al más puro estilo de Good Will Hunting, hasta que aparece un personaje clave, Dr. Adrian King (Andy Serkis) un psiquiatra un tanto particular que logra conectar con Donald gracias a sus dibujos comiqueros. Es aquí donde se da cuenta que lo que le hace falta es aquello que lo haga sentir realmente vivo, en el caso de Donald, conocer el amor gracias a Shelly (Aisling Loftus) y debutar sexualmente. King va a convertirse en un aliado para que logre por lo menos lo primero.

El director irlandés Ian Fitzgibbon trabaja sobre un guion de Anthony McCarten, quien adapta su propia novela. El filmlogra reflejar los sentimientos de Donald a la perfección. Lo que nos ayuda a entender ese universo particular, es el intercalado de animaciones muy comiqueras que representan el mundo de sus dibujos muy al estilo de Dangerous Lives of Altar Boys, al que supera en el uso de las animaciones, que está mucho más logrado, no solo porque aparecen en momentos claves, sino porque las emociones que representan son mucho más intensas: El miedo a la muerte, las dudas sobre la sexualidad, la impotencia. Es aquí donde el trabajo de Fitzgibbon se luce, se nota un trabajo meticuloso a nivel de dirección de actores. El trabajo emocional y las relaciones entre los personajes están trabajados en detalle. Aprovecha los silencios y una fotografía elaborada para profundizarla.

La genialidad de la película se da gracias a Anthony McCarten, que más allá de intentar dar los golpes bajos típicos en las historias de esta índole, sabe que tiene algo muy poderoso entre las manos y lo aprovecha al máximo. Sobre todo, entiende que en estas situaciones límites nos podemos tomar algunas licencias para conectar con los demás, romper reglas, buscando el bien mayor. No hablo de hacer que los problemas crezcan, sino pequeñas locuras que están justificadas en momentos desesperantes, como ese momento glorioso, donde a su padre, James (Michael McElhatton)se le ocurre fumar marihuana con sus hijos para calmar un ataque de fobia de Donald. Estos momentos tan humanos brillan desde la mitad de la película sin ser rebuscados. Nos llegan con fuerza, y conmueven de tal forma que es imposible no quedar con la piel de gallina.

Aun así, hay algunas escenas que parecen quedar en el cliché, e incluso se tornan un tanto pesadas. Son mínimas y terminan sin importar. Death of a Superhero es una de esas películas que quedan resonando en la mente con varios mensajes, y nos empujan a vivir la vida con pasión.





Publicado originalmente en: http://locoxelcine.com/joyitas-escondidas/death-of-a-superhero-espiritu-adolescente-cuerpo-enfermo/

No hay comentarios:

Publicar un comentario