miércoles, 28 de mayo de 2014

jodorowsky's dune



Nos gusta idealizar y soñar sobre lo perdido. Si nos dejan ver por el hueco de la cerradura, y descubrimos algo genial de ese todo que no llegamos a conocer, dejamos que ese ideal crezca. En 1975, el chileno Alejandro Jodorowsky, ya era un artista de renombre. Sus películas, en especial “El topo” y “La montaña sagrada” lo habían convertido en uno de los cineastas más interesantes de la época. Le había ido bien en el mundo independiente, cuando quiso apuntar a una mega producción de ciencia ficción, falló. Su versión de “Dune”, la opera magna de Frank Herbert quedó en la nada.



Sin embargo la pre-producción que se llegó a realizar, tuvo una historia muy interesante. El director Frank Pavich supo explotarla en su documental. Además realzó el mito de esa película que jamás se realizó sin caer en el homenaje. Hay una muy buena investigación y reconstrucción. Teniendo en cuenta la cantidad de años que han pasado y el poco material que queda, se las arregla muy bien para revivir esa epopeya de Jodorowsky que jamás finalizó.

La ambición de Jodorowsky era enorme. Más que una película, quería un medio para lograr el efecto del LCD en las personas. No apuntaba al delirio sin sentido. Él siempre fue un artista muy metafísico que busca generar un mensaje poderoso en todo lo que realiza. El problema está en que de por si Dune es una obra enorme. Adaptarla en esa época era complicado y estaba el factor de la interpretación libre de Jodorowsky. En término de pre-producción se las arregló muy bien. En el documental vamos descubriendo como iba arreglándoselas para conseguir los elementos que le den vida a esa película. Así desfilaron Moebius, un artista genial de cómics, Giger y Foss para el arte conceptual. Esas ilustraciones de locaciones, naves, personajes, son lo que nos dan una idea del peso que iba a tener la película.Ni hablar del casting en donde estaban mitos como Orson Welles o Dalí.

El entusiasmo que se ve en las entrevistas y la pasión con la que hablan, se transmite. Pavich se maneja con mucha inteligencia en la forma en la que va narrando todo. Nos hace soñar, nos muestra lo que pudo ser para que después suframos con la caída del proyecto, incluso cuando sus tentáculos hicieron que se las arregle para sobrevivir en el mundo de Hollywood y el cómic.

La genialidad está en que no apunta al homenaje. En medio de todo aquello que brilló, muestra las fallas humanas y la forma en la que la ambición hizo lo suyo. Después de revivir esa pre-producción tan ambiciosa, quedamos con la pregunta de qué hubiese pasado si esta película se hacía realidad. Lástima que no fue así. 

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