martes, 23 de septiembre de 2014

Gotham - Piloto




Las perlas rebotan en el suelo antes de que el matrimonio Wayne muera. Su sangre se mezcla con algunas de las perlas del collar de Martha Wayne. Es casi como un ritual que termina cuando Bruce aulla por el dolor. Su grito es como el de un murciélago. Gotham es un lugar peligroso, pero no tan podrido como nos hicieron creer. Al menos esto es lo que vemos desde la perspectiva de un joven James Gordon (Ben McKenzie). 


A grandes rasgos, la serie se asemeja mucho al comic Gotham Central, incluso parece que cumple esa promesa de adaptarla que se hizo hace años. Entonce Nolan no había dejado su impronta en la franquicia. Desde el vamos, la influencia de la última trilogía es patente en cuanto a la búsqueda del lado más verosímil de los personajes y un entorno mucho más realista. El guionista Buno Heller hizo las tareas. Se nota que conoce el cómic y el ambiente en el que se mueven los personaes. Los saca de la faceta a la que estamos acostumbrados y los pone en lugares que tienen mucha lógica y funcionan muy bien. En Gotham todavía son personas sin alter egos.  La mayoría, incluso Selina Kyle (Camren Bicondova – que se parece mucho a Michelle Pfeiffer) aparecen en cameos como víctimas de esa ciudad. Hay algo en ellos que espera el nacimiento de Batman para poder pasar la línea de lo creíble y la de la cordura. Tal vez los cambios más notables sean los de Alfred Pennyworth (Sean Pertwee) que se asemeja más a su personificación actualizada en Batman Year one. Es un hombre duro, recto que no tiene el encanto del caballero inglés. Más notable aún es el de Oswald Cobblepot (,Robin Taylor) aquí es más siniestro que patético y luce todo el tiempo su personalidad manipuladora.

Gordon y Bullock (Donal Logue) cumplen los roles de policía bueno - policía malo que sabe moverse en esa ciudad, incluso rompiendo la ley si es necesario. La faceta moral de Gordon es interesante, sin embargo chocan un poco ese idealismo por hacer las cosas bien con mucha ética y por supuesto, el  talento policial. Los otros policías que aparecieron fueron Allen (Andrew Stewart-Jones) y Montoya (   Victoria Cartagena)   bastante desfasados temporalmente con respecto al cómic, pero andan muy bien en la serie como antagonistas dentro del mismo cuerpo de policía.

La historia del piloto de Gotham no sorprende, es una serie policial que utiliza los lugares comunes del género, incluso el giro del medio del capítulo es un poco cliché. Es interesante como va introduciendo la mitología de Batman en la serie y el trabajo de personajes. Sin embargo eso no es suficiente para que sea una gran serie, ni que explote el material que tienen en esta franquicia, sobre todo Gotham central. 
Hay que ver cómo sigue.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Día de la historieta - Un análisis histórico





A las historietas solamente se las conseguía en kioscos de revistas. Ha cambiado mucho desde esos tiempos, incluso más si nos ponemos a pensar que el primer número de Hora cero aparecía un 4 de Septiembre sin timidez. Fue un poco antes de que los rusos lanzaran el primer satélite artificial, Sputnik 1. El país pasaba por la dictadura de Aramburu y  una de las tantas reformas de la constitución.  Hacían falta personajes que cambien el gusto del día a día. Que semana a semana pudiesen dar esas historias que hicieran despertar algo más que emociones. Las historietas de Oesterheld lograron más, que los lectores crezcan y piensen. Eran obras hechas con pasión y ganas de superarse constantemente.  El Eternauta, Ernie Pike y tantos otros aparecieron en el momento justo y Oesterheld terminó de hacerse su lugar en la historia. No por nada, el 4 de Septiembre se terminó convirtiendo en el día nacional de la historieta. 

La cultura de lectura de historietas se fue introduciendo cada vez más en el nicho social de los argentinos. Durante décadas las viñetas supieron mantener un lugar entre el cine y la televisión que tomaba cada vez más peso. Lamentablemente no fue acompañada con una cultura de coleccionismo, tal vez por las crisis económicas y sobre todo, ese formato con varias historietas inconclusas que duraban meses o incluso años hasta llegar a su final. Por entonces los tomos recopilatorios eran algo muy raro y el destino de esas revistas distaba de ser el mejor, incluso cuando Oesteheld insistía en que las guarden porque iban a ser piezas de colección.  Los álbumes de oro y ediciones especiales de Paturizito que fue una suerte de precursor de la hora cero tampoco eran vistos como objetos de colección.

 Editorial Frontera (en donde se publicaba hora cero) no fue la única. Otras editoriales supieron compartir  ese estandarte de calidad que incluso hoy se aplaude.  De la conservadora Columba y sus estandartes El Tony y   D´artagnan comenzó a surgir un imperio del cómic nacional y su otra era dorada. Su guionista estrella, Robin Wood, surgieron otros hitos como ese Martín Fierro sumerio, Nippur de Lagash, Mi novia y yo, Wolf, Jackroe entre otros.   Hubo otros guionistas además de Robin que también escribieron clásicos para la editorial como Gustavo Amézaga (Manuel Morini)  y Ray Collins (Eugenio Juan Zappietro).  Record apareció en los setentas con Skorpio. Se animaron no solamente a los desnudos. Habían historietas que se jugaban en cuanto al contenido social e ideológico. Se lucieron autores como Carlos Trillo, Ricardo Barreiro, Ray Collins, Alberto Brescia y su hijo, Enrique, Juan Zanotto y tantos otros.  Record supo apuntar a una mejor calidad en sus ediciones y si fomentó el coleccionismo. No pasó demasiado tiempo hasta que aparecieran obras clásicas recopiladas en tapa dura, o que insistieran en cuidar las revistas cuando sacaron las tapas duras para recopilar los primeros números.  Esa visión madura y de buscar un respeto de la historieta como medio creció aún más cuando el señor Juan Sasturaín comenzó a editar la revista Fierro en los ochentas en una editorial bastante particular, Urraca.  Allí surgieron algunas revistas políticamente incorrectas que supieron plantarse en la época de la dictadura y dar su visión de la época, Péndulo y sobre todo el dúo Humor- Superhumor. Si Columba había sido un lugar donde germinaban grandes personajes y Record una editorial que apuntaba a la calidad antes que la calidad, Fierro supuso la consagración de la historieta como medio artístico. Esa tradición que tenía la editorial de lo políticamente incorrecto fue visto como la posibilidad de romper esquemas en el plano artístico y buscar siempre ir más allá en cuanto a lo expresivo y a la calidad.  Los autores se daban rienda suelta en obras como Perramus, que denunció la última dictadura con una dureza poética pocas veces vista. El Sueñero fue un delirio de aventuras antes de volverse peronista, aunque también hubo otras obras más serias como Evaristo, basada en la vida del  Comisario Meneses. Parque Chas, tal vez la obra más ambiciosa de Barreiro y tantas otras.

A la larga las editoriales cierran. A Record le tocó en los noventa, Columba una década después. Desde entonces vivimos un nuevo paradigma en cuanto a ediciones. Por un lado están los fanzines que van desde obras insufribles (me arriesgo a decir el 70%) y otros que sorprenden por su calidad al punto de que rogamos tenerlos en buenas ediciones con los que esas obras se luzcan. Un poco mejores son las ediciones independientes. Por lo general aquí encontramos a autores que saben que están ofreciendo algo con una calidad que está por encima de la media y deciden arriesgarse a invertir en ediciones más que interesantes. De esto surgieron algunos autores como Dante Agrimbau,  Max Aguirre y la gente de La productora. Finalmente están esas editoriales que se dedican a reeditar material clásico o inédito en ediciones un tanto más caras. A veces apuestan a nuevos autores que ya tienen su grado de consagración. Siempre publican obras completas o recopilaciones.

A pesar de que los tiempos y las formas de lectura han cambiado, la cultura de lectura de historietas en el país sigue vigente. Es cierto, los nuevos autores no tienen las facilidades de otros tiempos, pero hay medios como internet que les permiten acercarse a los lectores y a la larga (si tienen el talento suficiente) encontrarse con sus ediciones en papel.  La historieta argentina supo sobrevivir a varias crisis, hoy está en una fase relativamente estable, sin embargo no tiene muchas posibilidades de crecer lo necesario para volver a esas épocas doradas.     

lunes, 1 de septiembre de 2014

Trelew - La fuga que fue masacre




El documental de Mariana Arruti no trata solamente sobre la historia de una fuga. La directora nos deja claro que para ella la masacre de Trelew fue el preludio de lo que pasaría en la última dictadura militar Argentina.



Lo verdaderamente interesante de este documental es no caer de lleno en la demanda socio-política y dar una visión más integra de la mano de los protagonistas.  En cierta medida, la directora buscó revivir la historia de la fuga embebida por esos ideales políticos por los que gran parte de la juventud luchaba en esos años. Hay muy pocos registros audiovisuales de lo que pasó, por ende, debe recurrir a testimonios para que las distintas voces nos narren la historia. Sorprende los distintos climas que van logrando y la forma en la que nos sumergen de lleno en los hechos.  Las voces de los habitantes de Trelew son acordes a las imágenes de un pueblo cuya calma se rompe con llegada de los presos políticos. Las voces de los sobrevivientes le dan una fuerza distinta. A pesar de todo, aún recuerdan el plan de fuga como una aventura que terminó saliendo mal. Cuando uno de los sobrevivientes se vale de un croquis para contarnos la forma en la que planearon todo, se genera esa tensión de toda historia de fuga. No importa si compartimos o no las ideas políticas, la astucia y la sed de libertad son algo que atrae en todo relato y a pesar de que sabemos lo que terminó sucediendo, deseamos que salgan bien las cosas.

El idealismo juvenil y el sueño de libertad se rompen cuando el plan falla. Las voces de los sobrevivientes se cargan de frustración y sobre todo, miedo.  Es aquí donde comienza la denuncia política y los opresores se convierten sutilmente en el lado monstruoso de la humanidad. Se convierten en el preludio de la última dictadura militar. Es inevitable que la balanza ideológica pese demasiado. Faltan los testimonios de policías, militares, autoridades de la prisión o políticos de aquel tiempo. En el documental aclaran que no quisieron dar testimonio, sin embargo parte de la labor periodística es encontrar esas voces que son necesarias para terminar de configurar un reportaje, para que el producto final sea lo más profesional posible y no peque de estar cargado de subjetivismo.

En líneas generales es un documental logrado al que se disfruta verlo. Logra revivir las emociones de la fuga, desde la llegada de los presos hasta el fusilamiento. El problema está en que al haber falta de voces, termina dejando la sensación de ser algo que quedó incompleto.